En el corazón del norte de São Paulo se encuentra la Alta Mogiana, una región que ha sido sinónimo de café de excelencia por más de un siglo. Su geografía única, marcada por suaves ondulaciones y elevaciones entre los 900 y 1.000 metros, crea un entorno idílico para el cultivo.
El secreto de su café reside en el clima: veranos generosos en lluvias (de octubre a abril) se suceden a inviernos suaves y secos. Esta combinación natural permite que cada cereza madure a su propio ritmo, de forma lenta y pareja, concentrando así los azúcares y desarrollando esa complejidad de sabores tan característica en la taza.
La dedicación en cada etapa es clave. La cosecha se realiza meticulosamente en el punto óptimo de maduración, asegurando que solo los granos más prometedores lleguen al proceso. Posteriormente, el secado se cuida al máximo, extendiendo las cerezas en capas delgadas bajo el sol para luego finalizar con un secado mecánico controlado, garantizando la calidad que distingue a los cafés de Alta Mogiana.